INDÍGENAS:
En casi todas las regiones del mundo han surgido tensiones y conflictos intersticios e intersticiales Estos conflictos suelen tener sus raíces en las luchas por el poder y se ven agravados por desigualdades socio económicas Los grupos minoritarios nacionales, étnicos y religiosos suelen quedar desamparados en tales situaciones y son los miembros de comunidades indígenas quienes se ven obligados a huir de sus países por miedo a ser perseguidos.
Por otra parte, muchas comunidades indígenas de diferentes partes del mundo han acogido a miles de refugiados que buscan seguridad. Las violaciones de los derechos humanos y el desplazamiento forzoso guardan relación entre sí. La subordinación social, política y económica de los pueblos indígenas en la mayoría de los países del mundo les hace vulnerables a las violaciones de los derechos humanos. En muchos casos se han visto obligados a abandonar sus hogares y sus tierras debido a la persecución.
Por ejemplo, más de 200.000 guatemaltecos, la mayoría pertenecientes a pueblos indígenas, abandonaron su país a principios de 1980 huyendo de la guerra civil, las graves violaciones de los derechos humanos y la campaña contra los insurrectos. Entre los refugiados más destacados de la historia figura Rigoberta Menchú, laureada con el premio Nobel de la paz, cuya contribución a la causa de los derechos de los pueblos indígenas sigue siendo un ejemplo.
En el contexto del mandato de protección internacional de los refugiados confiado al ACNUR, los pueblos indígenas en su condición de grupo específico interesan a la Oficina, cuando constituyen una población refugiada real o posible. Se ha prestado especial atención a ciertas características de los refugiados indígenas en los programas de asistencia y repatriación, en particular a la relación especial que existe entre los refugiados indígenas y sus territorios patrios o su lugar de origen, a la estructura socio económica y cultural de la comunidad, y al deseo de mantener su propio idioma, su cultura y sus tradiciones, así como al sentido de autonomía, durante su permanencia en campamentos y asentamientos para refugiados.

AFROCOLOMBIANOS:
La disputa de los actores armados por el territorio, la minería ilegal y los proyectos como los de palma africana o de ganadería extensiva mantienen a las comunidades afros en el mismo estado de exclusión que han padecido durante años. Así lo advierte el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia (PNUD) en su más reciente investigación, que revela datos preocupantes acerca de los territorios y las condiciones de vida de estas comunidades.
Colombia tiene, según el último censo del DANE, 4’311.757 afros. Sin embargo, las desventajas que históricamente han sufrido los afros en el país siguen vigentes, sobre todo en las zonas rurales. Según el informe que será presentado hoy, las comunidades negras del Pacífico y el Chocó son las más afectadas. Su riqueza en metales preciosos como el oro y el platino, la diversidad de vegetación y fauna, y su ubicación estratégica, lejos de ser fuente de su propio desarrollo, ha convertido sus territorios en campos de batalla de grupos armados interesados en los recursos y en las rutas del narcotráfico. Sumado a esto, los proyectos de las grandes multinacionales, además de agotar sus recursos, los favorecen poco, afectando su calidad de vida.
ROM:
La población Gitana del país no excede de diez mil personas. Se han tornado citadinos, y en parte han abandonado su eterno peregrinar. Esta es la historia de un pueblo que por siglos se ha visto envuelto en el misterio.
Años atrás, aproximadamente entre 1910 y 1950, la presencia de los Gitanos con sus tiendas y toldos que solían levantar a la entrada de los poblados era visible en tiempos de ferias y fiestas. Las Gitanas decían la buenaventura, y los hombres jineteando y negociando cabalgaduras, ponían una nota de alegría y colorido en el ambiente.
En la actualidad los integrantes de la etnia ejercen diferentes oficios, hay mecánicos, talabarteros, chalanes; sobresalen en la elaboración de productos metálicos; son buenos veterinarios empíricos. Y hasta cuentan con un jinete profesional: Lelio, quien desde la clausura de los hipódromos de Bogotá se ha dedicado a otros quehaceres, como trabajar el cobre. Las mujeres adivinan la suerte, confeccionan y venden artesanías.
“Todavía hay mucha gente que se hace leer el destino en la palma de la mano, algunos creen en lo que les decimos, otros no --Dice Flor Cristo, Gitana joven que habita en el barrio La Igualdad , en Bogotá, D.C.--. Tenemos una tarifa fija de mil pesos. A veces llevo una niña alzada que me acompaña”.
La mayoría de los hombres ha abandonado el atuendo tradicional de la gitanería y con sus bluyines, chompas, camisas sin corbata, en nada difieren del común de las gentes. Por el contrario, las mujeres prefieren el traje clásico de la tribu, largo y multicolor; las casadas llevan una pañoleta anudada en la cabeza para indicar así su estado civil.
RAIZALES:
Raizales es la manera con la que se define la cultura característica propia del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Si bien estos son conocidos también como sanandresanos, lo cierto es que dicho gentilicio corresponde en sentido amplio a un grupo más diverso que incluye a los inmigrantes a las islas durante el siglo XX. Los raizales en cambio se entienden aquellos que tienen una identidad definida basada en su historia, sus manifestaciones culturales, su lengua (el sanandresano) y su identidad. Los raizales guardan una fuerte relación cultural con los pueblos antillanos como Jamaica y Haití
De acuerdo a los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas de Colombia del 2005, los raizales suman 40.201 personas en el departamento conformando el 56.98% de la población total. De acuerdo a los estudios de la socióloga Adelaida Cano Schütz, la cultura raizal es un discurso construido a partir de 1991 cuando el Estado colombiano reconoció la existencia e identidad de este pueblo. En los últimos tiempos han defendido su identidad como pueblo indígena, categoría que les permite mayores posibilidades de defensa cultural frente al Estado y frente a la comunidad internacional. La palabra "raizal" es posterior a 1991 y nace de los discursos de defensa de los derechos raizales y fue acuñada con el ánimo de diferenciar a la población original de las islas de los grupos provenientes de las inmigraciones del siglo XX de la Colombia continental. Sin embargo, algunos estudiosos del tema concluyen que dicho término desconoce la evidente mezcla y excluye a los demás isleños. Los raizales sanandresanos guardan una estrecha relación con los indígenas de la Costa de Mosquitos del oriente nicaragüense.
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